En vísperas del Congreso del Partido, Eduardo Zaplana ha decidido imponer a sus compañeros de partido, como un hecho consumado, el matrimonio homosexual. Como naturalmente tal cosa no ha sido consensuada, dado que suscita fuertes debates internos, Zaplana, que ya hizo lo propio siendo presidente de la Comunidad Valenciana, a pesar de no tener competencias para ello, prefiere no hablar de matrimonio homosexual, sino de un contrato que otorga a los gays y lesbianas los mismos derechos que el hombre y mujer que se comprometen a convivir juntos.

Todo, salvo la adopción, porque sabe que eso podría provocar aún más tensiones en el Partido.

Para ello, Zaplana optó por la técnica de convocar a los periodistas bajo un titular de convocatoria equívoca: Novedades parlamentarias. Luego se explayó a gusto : los gays tendrán un reconocimiento automático de una serie de derechos, como pensión de viudedad, desgravaciones fiscales y permisos laborales. Incluso será un matrimonio que podrá aclarar por adelantado cuánto aporta cada cual a los gastos domésticos o qué indemnización tendrán que abonar en caso de ruptura, algo bastante probable si se considera la elevada infidelidad gay.

Zaplana, que hablaba como portavoz parlamentario del primer partido de la oposición, obliga ahora a los defensores de la familia natural a enfrentarse con él en pleno Congreso.