La línea informativa de la Cadena SER, y de su programa estrella, dirigido por Iñaki Gabilondo, ha batido todas las marcas. Con motivo de la visita a Juan Pablo II del nuevo presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el cronista hacia referencia a las dificultades de entendimiento entre ambos líderes, después de la aprobación de una Carta europea que no hace mención al Cristianismo y tras el rapapolvo papal al nuevo embajador de España ante la Santa Sede. Por ejemplo, manifiesta el sesudo corresponsal: "... El matrimonio homosexual, que la Iglesia considera contrario a su doctrina...". Es decir, no es que la Iglesia considere que el matrimonio homosexual es contrario a la ley natural, no, si no que considera que se opone a la doctrina católica. De ello debemos deducir que la Iglesia no conoce su doctrina con la precisión debida y que haría bien en considerar las sabrosas sugerencias que puede formularle, por ejemplo, la Cadena SER, de don Jesús Polanco. Es más, bastaría con dos tardes de doctrina de, pongamos, Juan Luis Cebrián, al Colegio cardenalicio para explicar las posturas.
Y no es mal ejemplo, dado que Cebrián no admitiría una discusión con la Iglesia acerca de la Ley Natural (sobre las que mantiene ciertas dudas), dado que no admite el Cristianismo como sujeto en el debate intelectual. Sin embargo, sí estaría dispuesto a sacrificar parte de su tiempo en entrar en el terreno del enemigo, en la doctrina católica, para explicarles a la curia vaticana cuál es la verdadera doctrina eclesial, convenientemente compendiada y actualizada (sobre todo, actualizada) por Janli Cebrián a partir del Evangelio. Recuerden que la progresía española, al menos por el momento, todavía está dispuesta a respetar la figura de Jesús de Nazaret. Lo que no acepta es a la Iglesia.
O, al menos, la SER considera que Cebrián podría explicarle a Zapatero la verdadera doctrina cristiana sobre el matrimonio para que éste, aventajado alumno de Prisa, se lo explique a su vez al Papa polaco, que ya se sabe que el hombre desbarra mucho.
En el entretanto, los desvelos de la Cadena SER se vieron recompensados dos minutos antes y dos después de la crónica vaticana, por el doble anuncio de una universidad católica, que, lógicamente, ha buscado en la SER su altavoz (altavoz pagado a precio de oro, naturalmente, que las tarifas publicitarias de radio más caras de España son a esta hora y en esta cadena de emisoras) para captar nuevos alumnos para el próximo curso. Tengo para mí que todos los adolescentes más piadosos de España escuchan, precisamente, la Cadena SER y a Iñaki Gabilondo. Naturalmente, el anunciante se cuida muy mucho de ocultar que el centro universitario imparte una enseñanza cristiana, porque eso podría ofender a la SER. Y si la SER se ofende no va a dejar de emitir el anuncio, eso nunca, porque dejaría de cobrar, pero actuará según la técnica Polanco: primero cobro y luego te sacudo. Y como no vuelvas a anunciarte, es decir, a pagarme, entonces te acusaré de intolerancia y persecución contra la libertad de prensa.
Y he aquí, queridos amigos, en apenas cinco minutos de emisión radiofónica, compendiado el mejor análisis sociológico de la realidad española. Por una parte, una emisión que hace expresar a todos los españoles que sufren el lavado de cerebro de los chicos de PRISA: Claro, qué se puede esperar de estos curas; hay que democratizar la Iglesia.
Y, en el entretanto, la cruz de la realidad española, los medios eclesiales financian a Polanco, mientras ocultan vergonzantemente su condición de cristianos. Eso sí, el tal anuncio nos informa que el 90% de sus licenciados en ese centro encuentran trabajo antes de un año, tras terminar sus estudios. O sea, lo de siempre: colegios católicos que dan las matemáticas como nadie, mientras ocultan la doctrina, y colegios anticlericales (perdón, laicos), que explican la doctrina cristiana con unos ligeros retoques modernistas. Todo sea por la democratización de la Iglesia y la inclusión de los cristianos en el templo común de la tolerancia, cuyo único sacerdote es, como ustedes supondrán, don Jesús Polanco.
Eulogio López