El problema de todo el periplo europeo del presidente norteamericano Barack Obama (G-20 en Londres, OTAN en Estrasburgo, UE en Praga, Alianza de Civilizaciones militarizadas en Turquía) no es Zapatero, un cero a la izquierda en la esfera internacional, sino el propio Obama, que utiliza al tontorrón de ZP como un peón dentro de sus regios planes, que no dejan de ser un zapatismo-bis, sólo que a escala planetaria: el Nuevo Orden Mundial (NOM).
El patético espectáculo consistente en observar a 'Mr Bean', con una sonrisa eléctrica, estrechando la mano del César quien se vio obligado improvisar unas palabras para la prensa, abochornan a cualquier país menos a España, que ya está acostumbrada al ridículo permanente de su jefe de Gobierno en la esfera internacional.
En su respuesta, ZP demostró su dominio de la improvisación retórica: lo más concreto que acertó a pronunciar fue aquello de un orden mundial de paz y el axioma de la lucha contra la pobreza, traducida al inglés a gritos por una asistente de Obama que parecía estar anunciando un detergente. Todo ello, mientas Mr. Obama hacía gala de su espíritu prepotente y chulesco, contra toda hábito diplomático, pasando la mano por el hombro al cazurro ZP, para dejar bien claro que la superioridad viene de Washington y desmintiendo todo su dialéctica sobre la multipolaridad.
La misma prepotencia aún más visible y no menos relevante, que la practicada por Mrs Obama cuando le pasaba la mano por el lomo a S. M. la Reina Isabel II de Inglaterra y, ésta, para no ser menos, le devolvía tan plebeyo gesto a la altura que le resultaba factible: el trasero de doña Michelle. Gesto, por otra parte, similar al que George Bush ensayara -en el hombro, no en la retaguardia- con José María Aznar en su momento, y que demuestran que tan serviles son el PP como el PSOE... y que la regeneración política española precisa del relevo de ambas fuerzas políticas.
Los servicios de propaganda de Moncloa, en estado de catarsis purificadora ante el estrechón de manos, sin duda el mayor triunfo diplomático de ZP en cinco años de mandato, no dudaron en repetir que ambos líderes se identificaban en su progresismo.
Y así es. Obama y ZP son las dos caras de la misma manera, pero la inscripción más peligrosa es la de Obama.
Ambos, si señor, son progresistas. ¿Y qué es el progresismo? Simple. Abajo los curas y arriba las faldas... y mucho paro.
El progresismo no es de izquierdas ni de derechas. Es una doctrina simplona, muy extendida por todo Occidente e impuesta al Tercer Mundo del que procede -para ser exactos, procede del panteísmo oriental-: el progresismo es relativismo, por lo que odia al Cristianismo. Acusa a la Iglesia de sentirse en posesión de la verdad y considera que tal cosa es fanatismo, cuando sentirse en posesión de la verdad -es decir, creer en las propias convicciones- no es más que mero sentido común. Como Obama y ZP. Aquí la única diferencia consiste en que Obama es mucho más listo que el nuestro, por lo que no pretende quemar templos ni destruir a la Iglesia, sino presentarse como paladín de la paz mundial, instaurar un Nuevo Orden Mundial (NOM) en el que la propia mecánica de las cosas lleve a considerar como fanático, a todo aquel que crea en algo. El dogma del progresismo es: nadie puede tener ninguna convicción sobre nada, porque el mero hecho de tenerla significa que la pretende imponer a los demás. Absurdo, pero mucho más sutil que el zapatismo que, se pudiera, se dedicaría a fusilar curas.
En segundo lugar, el progresismo decreta la mayor libertad sexual, aunque se practique poco. Esto se concretar en algo tan sencillo como la trivialización de las relaciones sexuales. Una sociedad dominada por el sexo es inmoral pero, además, es maleable, dócil, madera de dictadura. Permites al pueblo desarrollar el instinto primario sin cortapisas y aceptará cualquier reducción de libertades. Pan y circo, no; pan, circo y refocile.
Naturalmente, del fornicio surgen nuevos seres humanos, por lo que toda la batalla de los progres en política, la de Obama y ZP, tiene por prioridad la conculcación del derecho a la vida. Obama y ZP son los campeones mundiales del aborto, la anticoncepción, la auto-mutilación genital y la cosificación del embrión humano. Lógico.
Por último, el progresismo es plutocrático. Siempre esta de parte de los ricos, especialmente de la especulación financiera, por la que siente una gran atracción. Dice que su principal cometido es la lucha contra la pobreza pero lo cierto es que no hace más que crear paro, es decir, pobreza. Y así, mientras Obama y ZP prometían cambiar el mundo, el desempleo se disparaba hasta cifras históricas, tanto en Estados Unidos como en España
Y que no nos confundan con Turquía. El progre no es enemigo de la religión y cede ante ésta cuando la necesita. Sólo es enemigo de la religión cristiana. Por eso, Obama se permitió aconsejar a la Unión Europea que permita la entrada de Turquía en su seno, sencillamente porque necesita a Turquía como base militar avanza para controlar lo que más teme: Oriente Medio. No importa que Turquía se un régimen bajo tutela militar, gobernado por un fundamentalista como Erdogan, donde no existe ni la libertad religiosa, ni la libertad de expresión, ni los derechos de reunión que identifican, al menos en teoría, a los miembros de la Unión Europea.
Le aseguro que Sarkozy y Merkel no son muy píos cristianos, pero saben lo que significaría para la identidad europea -que no es otra que la fe en Cristo- la entrada de Turquía en el club: un peligro de primer orden. Sólo el simplón de ZP es capaz de apoyar con entusiasmo la entrometida petición norteamericana (¿Qué pasaría si la UE exigiera a la Casa Blanca que permitiera la entrada de la inmigración hispana en USA?)
El progresismo cede en cuanto se necesita. Por ejemplo a Turquía, al que Estados Unidos necesita como base militar. Turquía es una democracia vigilada, por los militares y por los fundamentalista de Erdogan, el amigo de ZP y la 'grossen chorradem' de la Alianza de Civilizaciones.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com