Los Señores de la Prensa todos ellos en pérdidas- exigen ayudas a la reconversión, compra de ejemplares y reducciones fiscales. A cambio, el Gobierno pide rigor, es decir, que se conformen con la crítica políticamente correcta y que eliminen a la prensa independiente de Internet.
A las 13,00 horas del martes 29, Antonio Fernández-Galiano, presidente de Unedisa (El Mundo, Expansión y Marca), así como de la Asociación de Editores españoles (AEDE), traspasaba el sagrado umbral del Palacio de La Moncloa para entrevistarse con la vicepresidenta primera del Gobierno, doña Teresa Fernández de la Vega. Reunión secretísima, carácter que deben mantener todas las reuniones relevantes, y cuya conclusión ya estaba escrita como debe ser en toda cumbre que se precie.
En definitiva, los dos Fernández acordaron las ayudas públicas a la prensa a cambio, no hace falta decirlo, de que las críticas al Gobierno mantengan la etiqueta del oligopolio. Es decir que, se trate de un medio de izquierdas o de derechas, las críticas nunca excedan de lo políticamente correcto política económica y esas cosas-. Es decir, que se trate de una crítica rigurosa, eufemismo empleado para hablar de periodismo dócil a los tres grandes poderes: político, económico y cultural. En resumen, te doy dinero a cambio de sumisión.
Y a cambio de otra cosa: de que los Señores de la Prensa se instalen en Internet y difuminen la influencia de la prensa independiente de la WWW, que es la que el poder más odia porque no tiene manera de controlarla. Y es cierto que los mayores enemigos del oligopolio informativo que controla España (PRISA, RCS-Unedisa, Planeta, Vocento y Mediapro) son los confidenciales de Internet, tan odiados por el poder político como por el poder informativo-cultural.
Y no olvidemos que la batalla en pro de la muy preciada propiedad intelectual no es más que el intento de mantener el oligopolio de contenidos en manos del oligopolio de prensa, batalla paralela a la actual y en la que el PSOE se ha puesto de parte de los editores, es decir, del modelo SGAE, hasta el punto de amenazar con el cierre administrativo de páginas web, es decir, de toda voz crítica.
Naturalmente, a cambio de tan apreciados servicios en nombre del rigor, Fernández-Galiano comunicó a la presidenta dos peticiones y una sugerencia. Primera petición: ayudas puras y duras a la reconversión. No se lo digan a nadie quizá porque todo el mundo lo sabe, pero la prensa, especialmente la prensa, está en quiebra. Todos los diarios nacionales van a cerrar 2009 en pérdidas salvo El País, que cerrará con un beneficio simbólico. De La Vanguardia y El Periódico, los dos grandes rotativos catalanes, puede decirse lo mismo. Por tanto, los editores, grandes gestores, quieren ayudas públicas para reducir plantilla con el menor coste posible, tanto coste económico como social. Es la prima pública más importante de todas, naturalmente formulada y defendida por un sector que todos los días blasonan en sus editoriales de querencias liberales e independencia gubernamental.
La segunda petición también es importante. En la patronal AEDE la denominan estímulos a la difusión. En plata, que el Gobierno compre con dinero público ejemplares para distribuir en centro de enseñanza, universidades, hospitales y siga usted contando y, como asegura a Hispanidad un editor un punto cachondo, que el Gobierno cree la asignatura de Educación para el periodismo. Vamos la compra obligada de los ejemplares que el público no quiere comprar y que ha producido un cierre masivo de quioscos de prensa (muchos cerrarán sus cristales el 31 de diciembre).
Asimismo, los editores sugieren que el 4%, tipo super-reducido de IVA, para la prensa podría reducirse a cero, pero el Gobierno no quiere arriesgarse a un enfrentamiento con Europa en plena Presidencia de la UE.
Resumiendo, a las radios y TV privadas se las controla con el sistema concesional. Es el Gobierno quien otorga las licencias y se las otorga siempre a los mismos, al oligopolio de los grandes multimedia. En prensa, es más complejo, porque la prensa, como Internet, es decir, el periodismo más profundo, porque se dirige a la España que lee y no a la España que simplemente ve, se le controla aprovechando la feroz crisis actual, con la zanahoria de las ayudas públicas. Todo sea por estimular la lectura.
Esas son las peticiones más importantes, que ya han sido aceptadas por De la Vega y que ahora hay que concretar, pero algún editor no desdeña otras ayudas menores. Por ejemplo, los diarios económicos insisten en que se amplíe la exigencia de anunciar la convocatoria de juntas generales de accionistas en la prensa, en la prensa especializada, naturalmente.
Eso sí, en paralelo, en el propio seno de la AEDE, empieza a replantearse los salarios de la prensa. Que el director de un periódico de Madrid salga por entre 350.000 y 450.000 euros de sueldo puede parecer tan exagerado como que el subdirector cobre 250.000. No sólo eso: donde se dan los salarios más elevados y más injustificados no es en las redacciones, sino en las empresas. Hoy en día los multimedia, por la profusión de cargos, parecen multinacionales. ¿Por qué triunfa la prensa independiente de Internet? Por la modestia de sus costes, lo que, además, certifica su independencia y su libertad. Ejemplo. Este artículo sólo podrán leerlo ustedes en un confidencial de Internet.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com