Los señores de la prensa, de izquierdas y de derechas, con sus medios al borde de la quiebra, obtienen un alivio a costa de Telefónica, Vodafone, Orange, ONO y compañía 

Lo pagarán en las próximas elecciones. El oligopolio informativo, Prisa, Vocento, Planeta, Unedisa, Mediapro y Tele 5, están felices. Las telecos financiarán, además, el 50% (600 millones de euros) de la financiación del mayor aparato de propaganda del Gobierno: RTVE. A algunos -ONO y Telefónica, por ejemplo- se les obliga a financiar a su competencia. Días atrás, el ministro del ramo, Miguel Sebastián, calificó de barbaridad la medida aprobada el vienes por el Consejo de Ministros.
Sólo las encuestas del CIS dan vencedor al PSOE sobre el PP, y por la mínima, en una confrontación electoral inmediata. Al mismo tiempo, el oligopolio informativo español -PRISA, Vocento, Planeta, Unedisa, Tele 5 y Mediapro- sufre la crisis más profunda a la que se hayan enfrentado jamás. El Imperio de los Polanco está en quiebra, al igual que su hermano ideológico, los chicos de Mediapro-La Sexta-Público. Vocento atraviesa un momento crítico, sobe todo en ABC, Planeta se plantea recortes de gastos en todos los frentes, mientras los italianos de Rizzoli y su representante en España, Pedro J. Ramírez, con El Mundo, Expansión y Marca a la cabeza, acaba de presentar un ERE por el 20% de la plantilla. Tele 5, es decir, Mediaset-Silvio Berlusconi, ya no es la primera, sino la tercera, cada día que pasa con menos influencia y más telebasura. Y todas ellas con televisión, sea analógica o digital -de hecho se reparten entre las seis todas las concesiones entre los miembros del oligopolio-.

Al mismo tiempo, tras una gigantesca reducción de plantilla pagada por todos los españoles, la sociedad pública RTVE, el mayor aparato de propaganda del Zapaterismo, sigue perdiendo dinero. Por lo tanto, ZP ha comprado -mejor, vendido- una idea de la patronal de las televisiones privadas, UTECA: un nuevo impuesto con el que financiar la TV pública y así, reducir la publicidad en ésta, por ley, y que la publicidad que dejará de emitir el Ente se traslade a las televisiones privadas. Los señores de la Prensa, los Polanco, Cebrián, Roures, Contreras, Lara, Luca de Tena, Vasile y cía, les quedarán eternamente agradecidos y suavizarán sus críticas sobre la estupenda gestión del Gobierno frente a la crisis económica.

Traducido a cifras: a través del nuevo impuesto sobre las telecos -lo que sin duda retrasará el avance de la sociedad de la información y provocará despidos en las operadoras, que ya han anunciado recursos tanto ante los tribunales españoles como los comunitarios. Al final, las telecos van a financiar, a partir de este nuevo impuesto y de que ya pagan con motivo de la tasa radioeléctrica, el 50% de la financiación pública de RTVE: 600 millones de euros.

Es más, también intervendrán los mecanismos anti-monopolio, dado que a alguno de los pagadores de dicho impuesto -por ejemplo ONO o Telefónica- se les obliga a financiar a la competencia. En efecto, ambos operadores compran derechos de retransmisión para sus canales por banda ancha en competencia con el oligopolio informativo.

Y todo se ha gestado en pocos días. Por ejemplo, durante la reunión que mantuvieron el pasado vienes en el Ministerio de Industria Miguel Sebastián con los responsables de las operadoras, se le planteó lo que entonces no es más que un rumor y el ministro lo desmintió. Además, consideraba que el nuevo impuesto sería una barbaridad. Poco después se fue a contemplar en los Renoir (sala madrileña de películas en versión original) la película La sombra del poder, el nuevo filme de Russell Crowe en defensa de la libertad de prensa y del periodismo de investigación.

Quizás porque no había visionado tan interesante historia, la vicepresidenta De la Vega, con ese talante que le caracteriza, le enmendó la plana a Sebastián el pasado miércoles y, en otra reunión con los responsables de las telecos, les dijo que eran lentejas y que el Consejo de Ministros lo aprobaría el viernes.

Dicho y hecho: tras la sesión del Consejo del viernes 8, De la Vega, más chulesca y demagoga que nunca, justificó la nueva tasa en los enormes beneficios de las operadoras y en la ausencia de negociación en que a nadie le gusta que le impongan una tasa.

Y ya entrados en su habitual estilo embustero y bastante cínico: asegura la vicepresidenta primera que las operadoras se verán beneficiadas por los nuevos contenidos audiovisuales. Por lo tanto, no tienen motivo para quejarse, viene a sugerir.

No teme que haya menos inversión, como amenaza el sector: Desde luego, no será por la tasa. Por cierto, que según De la Vega no serán ni 600 ni tan siquiera 300 millones el importe, sino "bastante menos". Y ante la posibilidad de que se traslade a los clientes, advierte que "el Gobierno velará por que se garanticen los derechos de los consumidores". Sobre las teleoperadoras que están pasando por una mala situación, "estudiaremos el caso concreto", dice la 'vice'. ¡Qué buena!, aunque también recuerda que será el Parlamento quien otorgue su última palabra. Y en esto tiene toda la razón, aunque es muy probable que, ante Los señores de la prensa todos los grupos parlamentarios inclinen la cerviz. Por de pronto, el PP no ha dicho nada, a pesar de que tiene a todas las televisiones en abierto, con la posible excepción de A-3 TV, en su contra y a favor del PSOE.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com