Una excesiva carga de trabajo. Esta ha sido la conclusión de los informes emitidos tras el suicidio de una joven que trabajaba para el gigante de la publicidad Dentsu Inc. en Japón. Las conclusiones sobre la muerte han sido reveladas en una rueda de prensa celebrada por la familia de la joven Takahashi y sus abogados. Han calificado el suicidio como "karoshi", palabra japonesa que significa, literalmente, "muerte por exceso de trabajo". Desde la prestigiosa publicación Ad Age se han hecho eco de las informaciones publicadas por el diario Asahi Shimbun en el que declaran que la agencia de publicidad Dentsu se encuentra analizando el caso con la familia. Tal y como informan, desde la compañía se han negado a realizar ningún tipo de comentarios. Takahashi comenzó a trabajar en la empresa en abril de 2015 poco después de graduarse en la Universidad de Tokio. A partir del mes de octubre llegó a trabajar 105 horas de tiempo extra mensuales, tal y como informan desde la citado periódico japonés. Situación que declaran quedó patente en la desesperación que mostraba a través de sus redes sociales. La conclusión sobre la muerte de Takahashi ha coincidido con la publicación por el Ministerio de Trabajo japonés de un libro blanco en el que se recogen prácticas para evitar la muerte por exceso de trabajo. Estamos ante un mal que se repite con bastante frecuencia en el país nipón. De acuerdo con el citado libro, alrededor del 23% de las empresas japonesas cuentan con empleados que llegan a realizar cada mes más de 80 horas extras. Lo cierto es que no se trata del primer empleado de la multinacional de la publicidad Dentsu que recurre al suicidio. En 1991 también se quitó la vida suicidándose el joven de 24 años Ichiro Oshima. El Tribunal Supremo de Japón dictaminó el exceso de trabajo como el detonante y en el año 2000 el gigante de la publicidad aceptó pagar 1,6 millones de dólares en compensación a la familia de Ichiro Oshima. El suicida es el antípoda del mártir. El mártir es un hombre que se preocupa a tal punto por lo ajeno, que olvida su propia existencia. El suicida se preocupa tan poco de todo lo que no sea él mismo, que desea el aniquilamiento general. Gilbert Keith Chesterton. Clemente Ferrer clementeferrer@clementeferrer.com