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El programa 'First Dates' de Cuatro degrada a los concursantes y embrutece a los espectadores
Cuatro nos sorprende con un programa que es un bodrio: 'First Dates' se emite de domingo a viernes a las 21:30h. Nunca ocupará un lugar en el ranking de Supertele, es algo tan ficticio que el espectador no repite. Si nos dejamos llevar por lo que propone el nuevo programa de citas de Cuatro, no se puede evitar pensar que a la Humanidad, tal como la conocemos hasta ahora, le queda muy poco.
Y es que en esta adaptación del formato producido por Warner Bros ITVP España, tanto los concursantes como los espectadores que acuden al espectáculo parecen poco menos que imbéciles. Tontos los participantes si todavía confían en un programa de televisión para solucionar sus problemas afectivos. Bobos los espectadores si creen que en televisión queda un ápice de verdad. Y lo peor de todo es que 'First Dates' crea adicción.
En las cenas los participantes cuentan su vida, en ocasiones aberrantes, conversaciones triviales y obscenas. No se puede jugar con el amor.
El espacio está bien hilvanado y entretiene por lo descafeinado de una propuesta muy fácil de digerir; sorprende por su extravagante casting y divierte por lo absurdo de su contenido. En definitiva, es uno de esos ejemplares audiovisuales de los que no se puede apartar la vista por no perder la siguiente y espeluznante reacción.
Lo cierto es que 'First Dates' consigue un humor mucho más eficaz que cualquiera de las comedias españolas que ofrece hoy la pequeña pantalla. Lo triste es que las sonrisas del espectador vienen provocadas por la necedad de los protagonistas de las citas y por la perversidad de sus guionistas, encargados del casting. Y todo el mundo sabe que no es bueno ni lícito reírse del mal ajeno.
Aunque pensemos que todo es un montaje, que los participantes exageran o mienten en su actuación, cabe advertir que es bueno mantenerse lo más alejado posible de este espacio. No sea que nos convirtamos en cómplices de un espectáculo tan bochornoso como manipulador. Y, además, acabemos por confundir el amor con las compatibilidades o el color de los ojos. Es un programa nefasto.
Clemente Ferrer
clementeferrer@clementeferrer.com
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