El próximo viernes 7 de celebra la festividad del Sagrado Corazón de Jesús, probablemente la devoción más extendida entre los católicos europeos. Su origen lo cuenta estupendamente bien Josefa Romo (VER CARTA ADJUNTA), quien también alude a la vallisoletana Basílica de la Gran Promesa, hoy desconocida por muchos españoles y a Bernardo de Hoyos, algo así como nuestra Margarita María de Alacoque.
En cualquier caso, ¿Por qué cunde tanto esa devoción al Sagrado Corazón? Pues porque dibuja la característica de Dios más consoladora para el hombre, que no es su justicia inapelable sino su misericordia inagotable. El hombre necesita de Dios pero, antes que nada, necesita de la misericordia de Dios con el hombre.
Resulta que la festividad del Sagrado Corazón, al igual que su heredera contemporánea, Santa Faustina Kowalska, la polaca canonizada como el apóstol de la Divina Misericordia, analizan esa piedad de Dios con el hombre, razón única, no de nuestra existencia, sino de nuestra pervivencia como especie.
El Sagrado Corazón dibuja la característica de Dios más consoladora para el hombre, que no es su justicia inapelable sino su misericordia inagotable
El señor perdió en la cruz, un reo ajusticiado, pero al final se comió al imperio Romano, como se comerá a todos los imperios que siempre van, de victoia en victoria hasta la derrota final y definitiva.