Aunque la economía española va como una moto, el caso es que las pymes, los despachos profesionales y los trabajadores autónomos, es decir lo que hoy llamamos emprendedores, caen en picado. Es la cultura del mínimo esfuerzo, sin responsabilidad alguna, y, de paso, sin creatividad, que, en parte, es posible gracias a una economía de la subvención pública, que constituye la esencia del Sanchismo.

No se pierdan a esta empresaria mallorquina. En su brevísimo vídeo resume la economía real mejor que cualquier informe de la AIREF, del Banco de España o del Servicio de Estudios del BBVA. Aunque no debe haber escuchado a Sánchez ni a Marisu, nuestra emprendedora asegura que esto no marcha y que las pequeñas empresas están cerrado en una cascada interminable. Y tiemblen ante un mundo de grandes empresas y de empresas públicas, siempre grandes. Porque no se engañen: lo grande siempre fagocita a lo pequeño pero lo humano es lo pequeño, lo grande siempre resulta inhumano.  

Recuerden, una economía vale lo que valen sus emprendedores, Y cuando nadie quiere emprender, arriesgar todos estamos condenados a ir tirando, que no deje de ser una resumen de la pobreza.

Sí, estamos alimentando una sociedad de vagos.