José Mota (en la imagen) era, supongo que sigue siendo, un humorista de talento, pero se le acaba la inventiva. Probablemente resulta demasiado ambicioso emitir una hora de talento semanal. El caso es que siempre se distinguió por hacer un humor que no recurría a lo fácil: ofender a los cristianos y la procacidad sexual. Pues bien, eso está cambiando. Sigue siendo un hombre talentoso pero cada vez cae más en la tentación. Ya saben, cuando a alguien se le acaba el talento siempre recurre a lo mismo: cristofobia y sexualidad descarnada.
Hispanidad