Pasa en las mejores familias: cuando se reducen los ingresos se reducen también los gastos. Y el Gobierno se ha dado cuenta -a buenas horas, mangas verdes- de que no hay dinero para tanta subvención. Por eso, el Ministerio de Trabajo que dirige la comunista Yolanda Díaz ha anunciado que recortará los ERTE y que, además, consumirán paro. A cambio, prorrogará los expedientes, como piden patronal y sindicatos.
No es la única. José Luis Escrivá anunció esta semana su intención de endurecer las prejubilaciones y facilitar el retraso de la edad de jubilación (Podemos quiere revalorizarlas con el IPC), y Nadia Calviño soltó la idea de congelar el sueldo a los funcionarios. Por cierto, se rumorea que la ministra de Economía volvió a avisar a Pedro Sánchez de que ya no hay dinero.
En paralelo, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguró el jueves que si el Gobierno no ha presentado aún el techo de gasto es por culpa de la falta de acuerdo para los Presupuestos. Lo cierto, sin embargo, es que no lo ha presentado porque sabe que Bruselas no se lo va a aceptar.
En definitiva: no se puede mantener a la economía española anestesiada indefinidamente. De donde no hay, no se puede sacar.