Doña Letizia ha estado quince días recluida en su habitación -de 110 m2 después de haber mantenido contacto, a principios de marzo, con la ministra de igualdad Irene Montero (positivo en coronavirus).
Los miembros de la familia han dado negativo en la prueba del COVID-19, pero los médicos recomendaron que la reina se mantuviera aislada del resto, en cuarentena estricta. En todo este tiempo no ha mantenido ningún tipo de contacto físico con sus hijas ni con su marido. Solo recibía, a diario, la visita de un enfermero.
Sin duda, del confinamiento lo más duro resulta estar alejado de los seres queridos. Seguramente, también lo habrá sido para doña Letizia, pero, Majestad, ¿no tendrá al enemigo en casa cuando nos detallan que su confinamiento ha transcurrido en una habitación de 110 m2 -espacio en el que, en muchas situaciones, conviven varios miembros de una familia? ¿Era necesario transmitir ese dato...?