Lo dice George Soros (en la imagen): "el enemigo de Europa no es Grecia sino Rusia". Y a partir de hoy uno de los especuladores financieros más ideologizados del Nuevo Orden Mundial (NOM), se lanza a un ataque contra Rusia y contra Putin.
Lógico. Soros es uno de esos sátrapas financistas que han destrozado la economía real de Occidente. Es un capitalista que odia la pequeña propiedad privada. Naturalmente, es antinatalista (los pobres no hacen más que parir), abortero, homosexualista, relativista y, mayormente, multimillonario. En suma, un arquetipo de occidental suicida. Por eso le fastidia tanto la Rusia de Vladimir Putin. Odia a Putin porque Putin cree en algo y él sólo cree en el dinero. O mejor, en que no hay principios ni valores por los que merezca la pena ofrecer la vida.
Y, en efecto, entre las medias mentiras que caracterizan a la progresía occidental, Soros aporta una parte de verdad: Grecia es menor problema que Ucrania. Gracias, don George, eso ya lo sabíamos, como sabemos que Putin no es una hermanita de la caridad. Pero también sabemos que Putin no está dispuesto a dejarse colonizar por un sistema átono e injusto, o injusto por átono, como el que impera hoy en Occidente, bajo el lema de "nadie es responsable de nada".
Por cierto, estos desvelos de Soros con Europa no nos hacen olvidar que dio el gran pelotazo especulando con la muy europea moneda británica: la libra. Europeísta que es nuestro muchacho.
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