Gran escándalo por la sentencia del Tribunal Supremo que condena a 3 años de cárcel a ocho de los participantes que decidieron hacer un escrache (violencia y chulería, para entendernos) a los diputados catalanes: les embadurnaron, les gritaron, injuriaron y repartieron más de una colleja.
La Audiencia Nacional, es decir, los jueces progres, les absolvieron, en honor a la libertad de expresión, claro está. Ahora el Tribunal Supremo les condena por ofender a la representación política.
A CiU, que sigue siendo un partido burgués, la cosa le ha gustado pero a sus socios, o casi socios, de ERC, les parece una sentencia exagerada. Lo cual recuerda lo del viejo diario batasuno Egin, cuyos redactores, en los años de asesinatos continuados de ETA, llegaban a un lugar y preguntaban:
-¡Cuántas víctimas en el atentado?
-¿En qué atentado?
En ese momento sonaba la detonación y los de Egin contestaban:
-¡En ese!
Es lógico que a ERC, al CUP y otros grupos de izquierda catalana, libertaria secesionista y ecocomunista, no les agrade que las fuerzas represoras -policías o jueces- repriman. Sobre todo, que les repriman a ellos, que desde fuera del edificio gritan contra el sistema y desde dentro cobran del sistema en su condición de parlamentarios del sistema.
Por cierto, estos antisistema son autodestructivos. Se matan por entrar en el Parlamento y luego quieren destruirlo.
Pero lo peor de todo es lo de la Audiencia Nacional. Es decir, el principal problema de España no son los antisistema, sino los propios jueces.
Hispanidad