Según publica ABC, el Juzgado de Primera Instancia nº 3 de Lugo, el pasado 11 de febrero, puso a subasta un perro de raza Boston Terrier, cuyo valor se estima de 3.431 euros. El animal estaba catalogado como «bien inmueble», lo que ha llamado la atención de los grupos animalistas y ecologistas, como la Fundación Franz Weber, que este miércoles ha solicitado la paralización de dicha subasta. ¿Podemos, qué haces que no te sumas a la causa? Que para eso el vicepresidente Iglesias es un amante de los animales como demuestra que sea propietario de tres canes- Leona, Rumba y Tirso-.
Para la organización existen «datos incontestables que reconocen que los animales tienen sensibilidad, sensaciones físicas y psíquicas complejas», unas pruebas que «provocaron la promulgación de la Ley de Bienestar Animal de 2017». Además, la fundación ha subrayado que la subasta «atenta» contra el artículo 13 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea cuando establece que «los Estados miembros tendrán plenamente en cuenta las exigencias en materia de bienestar de los animales como seres sensibles.
También han recordado que la Proposición de Ley de modificación del Código Civil, la Ley Hipotecaria y la Ley de Enjuiciamiento Civil, sobre el régimen jurídico de los animales «busca eliminar la cosificación jurídica de los animales, que incluye de forma expresa la prohibición de embargar o hipotecar animales», «siguiendo el ejemplo de otros países como Portugal o Francia».
¿Habrán reparado grupos como la Fundación Franz Weber en que si se deja de considerar a los animales como propiedad de alguien, considerándolos como seres vivos que ni se compran ni se venden, esta visión afectaría al mercado avícola, caprino, bovino? Al mercado de la alimentación, en otras palabras: y de ahí a las almas veganas que defienden a les gallines acosadas por los gallos, sólo hay un paso.