Recuerden el chiste del hombre que paseaba a una foca por la Gran Vía, cuando se le acerca un municipal y le abronca: -Pero, ¿qué hace usted paseando a la foca? Lleve a la foca al Zoo, que es donde tiene que estar. Al día siguiente, el mismo guindilla observa al mismo peatón, otra vez con la foca por la Gran Vía: -¿Pero no le dije que la llevara al Zoo? -Y vaya si la llevé -responde el aludido-. Y le gustó tanto que ahora la llevo al cine. El chiste lo hicieron pensando en Artur Mas (en la imagen) y lo que queda de Convergencia. Sabe perfectamente que no está obedeciendo ni las leyes ni los tribunales pero él dice que sí. Y si le demuestran que no invoca la democracia, que no es un sistema normativo sino un sistema de elección… de quienes están llamados a hacer cambios normativos. No es que Artur Mas no entienda. Es que no quiere entender. Por eso se ha cargado a Cataluña, a su partido y amenaza con volverse loco él mismo. Hispanidad redaccion@hispanidad.com