La vida te da sorpresas, afirmación a la que debemos unir otra no menos relevante: el destino no es un tipo de fiar. Ojo al dato: el presidente en funciones del Tribunal Superior de Justicia de Murcia y nuevo vocal del Consejo General del Poder Judicial, a propuesta del PP, Juan Martínez Moya (en la imagen), es el responsable de elaborar un protocolo de prevención de riesgos laborales, específico para los jueces. Se trata de salvaguardar su salud y evitar el estrés ante la excesiva carga de trabajo.
Moya es el hombre indicado. Se da la circunstancia de que Martínez Moya fue quien, como mandamás judicial en Murcia por aquel entonces, se encargó de que al juez Fernando Ferrín Calamita no le faltara su cupo de estrés.
Recuerden, el hoy miembro del CGPJ y otros ecuánimes personajes murcianos, la cogieron con Ferrín porque éste, como titular de un juzgado de familia, intentó discernir si la mejor educación que podía recibir una niña procedía de dos lesbianas: su madre inseminada por donante desconocido y su no madre novia de su madre inseminada. Naturalmente, ambas se han divorciado dejando a la niña no se sabe si mejor o peor que antes. ¿Podía tolerar algo tan políticamente incorrecto? No por cierto.
Y para evitar el estrés al bueno de Ferrín, Martínez Moya le presionó para que modificará el proceso, a favor de las lesbianas, claro, amenazándole con todo tipo de consecuencias y, atención, con una razón de fondo: "un católico como tú no puede estar en un juzgado de familia", afirmación de lo más constitucional. Y tenía su parte de verdad: no son juzgados de familia: son juzgados para destruir a la familia. Naturalmente, Martínez Moya, dócil al discurso cultural imperante y a la derecha progre del PP, ha llegado a lo más alto de la carrera judicial.
Fernando Ferrín, por ser fiel a sus principios, además de cumplir con su papel como juez, fue inhabilitado por 10 años y conducido a la miseria. La libertad tiene su precio. Decía Antonio del Castillo, padre de Marta del Castillo, que no cree en la justicia porque está politizada. Yo tampoco creo en la justicia, aunque otra cosa, claro, es que los jueces estén estresados. En eso sí creo y hasta confío en que Martínez Moya les libre de algo tan duro como el agobio.
Primera medida del protocolo anti-estrés: ser políticamente correcto.
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