Nuevo objetivo de los antifa: santa Teresa de Lisieux. Tiene mérito que esté en la diana del movimiento con una vida tan corta -murió a los 24 años-. Eso y que además la monja carmelita no tuvo relación ni con la labor de evangelización, ni con indígenas.
El caso es que, según publica aciprensa, unos desconocidos atacaron durante dos noches seguidas la Iglesia de Santa Teresa del Niño Jesús en la localidad de Midvale en Utah (Estados Unidos), dejando decapitada y muy dañada la estatua principal de la santa. También atacaron la casa parroquial.
En sus redes sociales, la iglesia compartió fotografías donde se observa que la imagen de Santa Teresa fue sacada de su pedestal y lanzada contra el suelo. Se ve además que el busto quedó completamente destruido, la cabeza está entera sobre la acera y lo que queda de la imagen es la parte inferior del cuerpo, junto a una maceta rota.
Salvo que, claro está, la lucha no sea contra la violencia policial ni contra el racismo sino contra el cristianismo. Entonces, sí que se entiende la decapitación de Teresita de Lixieux.
La parroquia también pidió a los fieles que recen por los vándalos para que se entreguen y reciban la ayuda que necesitan.