China va a reducir sus efectivos en 300.000 soldados pero, al mismo tiempo, nos aseguran que tiene un misil que se ha convertido en su arma estrella. La paz no puede medirse por el número de soldados. Si acaso -sólo si acaso- por el número de armas. Los soldados son personas y pueden servir para la paz. Por ejemplo, para crisis migratorias o incluso para apagar incendios. Los misiles sólo sirven para una cosa. Por cierto, el mayor rasgo tiránico de China es la orden de un hijo por pareja, que ha provocado el mayor genocidio de la historia moderna (no se olviden que hablamos de una población de 1.300 millones de personas). El aborto y la contracepción, toda ella abortiva, reina en China. De esa dictadura, y de la falta de libertad religiosa, procede el problema, incluido el problema de Pekín como origen de la próxima crisis económica mundial, cuyo origen está en la explotación laboral. Hispanidad redaccion@hispanidad.com