El conseller de Educación de la Generalitat de Cataluña, Josep Bargalló (ERC) ha participado recientemente en la jornada “La aconfesionalidad al sistema escolar. Hacia un modelo de educación laica” organizada por organizaciones de la masonería como la Fundación Ferrer i Guàrdia y su presidente, Joan-Francesc Pont Clemente. Pont se inició en la Logia Minerva-Lleialtat nº 1 (GLSE) en 1984, a la que pertenece sin interrupción desde entonces. Ha sido Gran Maestre Adjunto de la Gran Logia Simbólica Española y Venerable Maestro Fundador de la Logia Pedra Tallada nº 70 (GLSE). También ha sido presidente-coordinador del think tank masónico europeo COMALACE para el bienio 2014-2015 y fue Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo Masónico de España.
La participación del conseller en este foro sorprendió por el laicismo agresivo que desarrolla la Fundació Ferrer i Guàrdia y sus organizaciones acólitas como Ateus de Catalunya. Y es que la obsesión de los Hijos de la Viuda desde siempre ha sido apartar a la religión de la educación.
Y en el caso del independentismo catalán ya da pistas de hacia dónde va en este sentido. No es solo que los partidos independentistas se hayan vuelto nacionalistas, es que ahora son, además, progres.
La situación recuerda a aquellas palabras del exsecretario general de CC.OO., Antonio Gutiérrez: no hay nada más reaccionario que un botigué.