El Periódico de Barcelona, está preocupadísimo, porque los cavernícolas católicos pretenden que los niños de primaria (6-11 años) vuelvan a rezar en las escuelas. ¡Qué horror! Tras recitar un padrenuestro, lo mismo les sale un sarpullido. Al parecer, la Iglesia, siempre la Iglesia, ha establecido que los menores, cuyos padres hayan decidido que estudien religión católica en la escuelas -en lugar de dedicarse a la "cultura religiosa", una preciosidad- se pongan a recitar oraciones. Y encima el presidente de la CONCAPA (padres católicos), Luis Carbonell, va y les apoya. Un troglodita.
Porque claro, si la enseñanza de la religión se quedara en explicarles quién fue el profeta Cristo el profeta Buda y el profeta Mahoma, pase. Los tres figuran en la enciclopedia. Ahora bien, si se trata de 'adoctrinar', ahí la justicia progresista debe plantarse. Nunca jamás. La diferencia entre adoctrinar y enseñar es que adoctrinar significa enseñar algo mientras que enseñar se ha convertido en enseñar según el viejo aforismo: lejos de mí el funesto ánimo de pensar.
Cuando uno estudia el 'hecho religioso' es muy probable que acabe creyendo a Cristo. Cuando uno reza es probable que acabe amando a Cristo. Cuando los padres deciden que sus hijos estudien religión católica no es, o no debería ser, para que crean en Cristo sino para que amen a Cristo. En Cristo también creen los demonios y los blasfemos, pero ninguno de los dos aman a Cristo. Para amar a Cristo hay que rezar, hablar con él, hay que rezar.
Además, como recordaba Benedicto XVI, el cristianismo no es un qué, es un quién. No es una doctrina, es un modelo de vida basado en el amor a un Dios que nos ha redimido.
Conclusión: lo mejor que puede hacer el profe de religión es rezar con sus alumnos. Claro que si el propio profe no cree en lo que enseña, lo mejor que puede hacer es dedicarse a otra cosa que nada tenga que ver con la enseñanza. A Tele 5, por ejemplo.
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