Soy hijo de castellano emigrado a Asturias, donde nací (en la capital, naturalmente). Mi hermana mayor tenía siete años cuando llegó a Oviedo y un día volvió a asustadísima tras jugar con sus amigas: -Papa, dicen "patates". Y ahí se acabó la historia de la llingua asturiana. Es el mismo bable, que hoy el portavoz parlamentario del PSOE en la Cámara asturiana, Marcelino Marcos (en la imagen), quiere convertir en lengua cooficial. Marcelino, ¡parez mentira pa'ti, oh! El bable no es un idioma sino un modo de dialecto de un pueblo vaqueiro como el asturiano, que siempre se sintió español al grito de "Asturias es España y lo demás tierra conquistada al moro". "Neñín, no digamos chorraes". Hispanidad redaccion@hispanidad.com