Sorprendente. 40 años sin hablar de boxeo y ahora la actualidad mundial ha pasado por el combate entre el norteamericano Floyd Mayweather y el filipino Manny Pacquiao (ambos en la imagen). El boxeo, que parecía desterrado de Occidente, vuelve a concitar el interés de las masas. Y creemos que no todo se deba al marketing. Parece adivinarse al fondo un cierto cansancio de los humanos de sexo masculino, hartitos de la propaganda feminista y de ideología de género, pero también contra una excesiva feminización de los modelos sociales que nos proponen. Por ejemplo, de forma interesada, gracias a la repugnante ideología feminista, entendemos que la violencia es cosa exclusivamente masculina. Claro, el hombre utiliza más la violencia física, porque es más fuerte, pero no sólo existe violencia psíquica sino también psicológica. Además, la lengua puede resultar más mortífera que la espada (verdad palmaria pero que enseguida habrá sido calificada de machista por algunos y algunas, incluso de entrar en el extensivo terreno de la violencia de género). Así que muchos varones se han hecho la siguiente, y muy lógica, y muy profunda, reflexión: pues mire usted, ahora me lo voy a pasar pipa viendo a dos tipos darse de guantadas con gran entusiasmo. Algo parecido a esto: ¡Estamos hasta el gorro de tanta feminización y de tanta persecución del varón! En el punto medio está la virtud: hay que recuperar ese punto medio. Sí, por supuesto los norteamericanos le han robado el combate a nuestro hispano filipino. Pero esa es otra historia. Hispanidad redaccion@hispanidad.com