En Madrid, Francecs Homs daba lecciones a los jueces del Tribunal Supremo y, antes de que su caso sobre el casi-referéndum del 9-N quedara visto para sentencia, ya aseguraba que esto es un juicio político. De cualquier forma, los jueces quedaron muy impresionados por la pedagogía 'homsiana' sobre justicia y derecho, política y servicio y sobre el poder de las urnas en su marco referencial ontológico. O así. En la misma mañana del miércoles, en Barcelona, Félix Millet, el del Palau (en la imagen, a la derecha), veía cómo se iniciaba su juicio con sólo 8 años de retraso. Allí era al revés: es el nacionalismo burgués catalán, la antigua Convergencia, quien presiona al 'ex' para que no saque a la luz que si él se llevaba dinero era porque Convergencia, los independentistas catalanes de derechas, también se llevaban lo suyo. La historia de Convergencia es una historia un poco podrida pero, en cualquier caso, la coincidencia de ambos juicios sólo significa una cosa: que el referéndum nunca se celebrará y que la técnica de los independentistas no se basa en logar una independencia que saben imposible, sino en provocar una parálisis por insumisión. De todo tipo, incluida la fiscal. Homs presiona a los jueces y su partido presiona a Millet. Todo muy limpio, limpísimo. Hispanidad redaccion@hispanidad.com