Sorprendente la interpretación de algunos medios progres al anuncio del Papa con motivo del Año Jubilar de la Misericordia, en el que la Iglesia, como saben, no excluye a nadie para el perdón de sus pecados, tampoco a las mujeres que han abortado. Pues bien, agárrense, para El País, estandarte del bien y del mal a la hora de interpretar correctamente al Papa Francisco, se trata de una interesante sacudida de Bergoglio a los cimientos mismos de la Iglesia. ¡Tierra trágame! No sólo eso. También constata, subliminalmente, que el Papa ha tomado nota de que la legislación sobre el aborto ha avanzado en países católicos como España o Chile… y que, en fin, es cuestión de darle alguna vueltecita al tema para la renovación de una Iglesia más o menos perdida todavía en las catacumbas (eso siempre suena mal, aunque es donde tuvieron que esconderse los cristianos que huían de la persecución romana). Viene a decir el diario de Prisa que ya está bien, hombre, y que mientras los protestantes de todas las estirpes, y ¡hasta los musulmanes!, se han modernizado en la materia, ya va siendo hora de que la Iglesia católica deje de estar en sus trece y se adapte a los nuevos tiempos. ¿Ha dicho algo nuevo el Papa Francisco? Vamos a ser sensatos. Claro que no. Ni sobre las condiciones de una buena confesión, que no han cambiado, ni sobre el pecado del aborto, en el que se sacrifica la vida de un inocente. Parece que en algunas cosas nos resistimos al paso del tiempo, aunque no seamos tan bestias como los aztecas o los incas. ¿O sí, con técnicas más sofisticadas? Veamos. El Papa lo que ha anunciado es que con motivo del Año jubilar de la Misericordia, de carácter extraordinario, desea que nadie quede fuera una "genuina experiencia de la misericordia de Dios" y que, por  ese motivo, concede la facultad de absolver el pecado del aborto a todos los sacerdotes y no sólo a los obispos. Y alarga el mismo planteamiento para los encarcelados o los clérigos de la Fraternidad San Pío X. Ojo, y el Papa insiste en que el confesor debe recordar a la que ha abortado el gravísimo acto que ha cometido. Traducción de El País: El Papa perdona el aborto. Traducción de muchos lectores desinformados sobre la noticia de El País: la Iglesia, por fin, admite el aborto, que ha dejado de ser pecado. Así es el manual de El País: mienten y saben que mienten pero poco les importa. Y para secuestrar a un Papa, la manera más eficaz consiste en manipular sus mensajes. La misericordia divina puede llegar a todos, hasta para los progres que han excluido a Dios de sus vidas y están empeñados, y con qué afán -se entiende, mala leche-, en que prescindamos el resto. Para todos ellos vale lo siguiente: "El perdón de Dios no se puede negar a quien se haya arrepentido, sobre todo cuando, con corazón sincero, se acerca al sacramento de la confesión para obtener la reconciliación". Hispanidad redaccion@hispanidad.com