De entrada, no olvidemos a los enemigos de la Navidad, cuyas reclamaciones no pueden considerarse despreciables. Un ascensor (ver meme) cuya caída nos libra de egregios políticos pero que, ¡oh maldad humana!, nos produce una espuma de entusiasmo. Y de lo que no cabe duda es que todos aquellos que protestan contra la Navidad son unos amargados o… lo hacen por interés. Como todo lo que merece la pena, la Navidad saca lo mejor de nuestras meninges. Hispanidad redaccion@hispanidad.com