Merkel invitó en Berlín a Hollande y al italiano Matteo Renzi. A Mariano Rajoy se conformó con llamarle por teléfono, a pesar de su éxito electoral -quizás lamentable pero éxito- del pasado domingo. También tras el Brexit se reunieron los seis ministros de Exteriores de los seis países fundadores de la Unión. Estaba Luxemburgo, ese grano en el trasero, en forma de paraíso fiscal respetable, que sufre Europa, pero no el ministro Margallo en representación de España. Eso sí, cuando España estaba a un milímetro de pedir el rescate, en Europa no querían porque España era demasiado grande para quebrar. Es decir, que España cuenta en Bruselas para lo peor, pero no para lo bueno. Y que mandamos menos en Europa que un gitano en un juzgado. Por cierto, Francia e Italia darán más problema a Bruselas que España. Pero la rueda de prensa la dieron la alemana Merkel, el francés Hollande y el italiano Renzi. Y ninguno de los tres, eslavos de lo políticamente correcto y del discurso cultural imperante, cayeron en la cuenta de que la crisis de Europa ni es el Brexit ni es el Grexit: la crisis de Europa es que Europa no sabe lo que es. Hispanidad redaccion@hispanidad.com