Lo cierto es que la guerra al Estado Islámico (EI) la han ganado Bashar al Asad y Vladimir Putin. Y es lo mejor que podría suceder porque, de otro modo, la hubieran ganado los salvajes del ISIS.
Ahora bien, si digo que resulta triste es por el papelón que ha jugado Occidente, apoyando a unos presuntos rebeldes al Régimen de Damasco que no eran sino tontos útiles -y muy minoritarios- del EI... tal y como ahora se demuestra.
Occidente ha metido la pata y se niega a sacarla. Esperemos que, ahora, se percate de su segundo error, tras el caso Khashoggi: su apoyo al Régimen de Arabia Saudí.
Hay una guía segura para saber a quién debe apoyar el Occidente libre: debe apoyar a quienes respetan la libertad religiosa de los cristianos. Al Asad respetaba esa libertad.