Habla el ministro de Educación italiano, Lorenzo Fioramonti: "Todos me ridiculizaron y me trataron como al tonto del pueblo, y ahora, unos meses después, el Gobierno está utilizando dos de mis propuestas…” A saber, una, incluir en los presupuestos del Estado un impuesto al plástico y, la otra, que es la que nos interesa comentar ahora, obligar a los escolares a estudiar el cambio climático y el desarrollo sostenible. ¡Ole y ole! Cómo no se le habrá ocurrido antes a ningún otro ministro -mejor, porque así Italia es el primer país en implantar esta medida-.
Fioramonti ha asegurado que todas las escuelas públicas dedicarán 33 horas al año, casi una hora de la semana escolar, a cuestiones sobre el cambio climático desde el comienzo del próximo año académico, en septiembre. Y, atención, muchas asignaturas tradicionales, como geografía, matemáticas y física, también se estudiarán desde la perspectiva del desarrollo sostenible…¿se impartirán con libros reciclados? ¿Cambiarán los resultados de las operaciones matemáticas en función del cambio climático? Algo así como, si sube la temperatura global, entonces 2+2=5 porque hace más calor en la Tierra y porque el calentmaiento mental supera al calentamiento global
Fioramonti, en su afán por revolucionar la sociedad, también fue criticado por los conservadores, al sugerir que los crucifijos deberían ser retirados de las aulas italianas para crear un ambiente más inclusivo para los no cristianos. ¡Fioramonti, qué verde, qué inclusivo y qué grande eres!