El director general de Derechos de los Animales, Sergio García Torres, ha asegurado que su intención es derogar la ley de Perros Potencialmente Peligrosos y sustituirla por otra más justa, que trate los casos individuales y no generalice sobre la potencialidad de determinadas razas de perros, que al final acaban estigmatizados por la sociedad y señaladas a pesar de que su carácter no es violento ni agresivo. Así lo han señalado desde su cuenta oficial de Twitter.
Y es que, García ha descubierto que la ley de perros potencialmente peligrosos solo tiene en cuenta las características físicas de los animales y deja a un lado su carácter. Por eso, desde la dirección de Bienestar Animal establecerán un mayor control sobre los dueños que quieren adquirir un perro, aumentar las medidas pedagógicas sobre los mismos y personalizar los casos. Porque, la culpa es, sin duda, del humano.
Reunión con IADCRO, asociación de protección animal que reivindica la derogación de la Ley PPP (Perros Potencialmente Peligrosos), ley que discrimina a los animales por su aspecto y no por su comportamiento.
— D. G. Derechos Animales (@AnimalesGob) March 5, 2020
Muchas líneas en común para avanzar hacia una Ley de protección animal. pic.twitter.com/hH4kVTcO2x
Lo que hay ahora es un marco legal genérico que señala a ocho razas: el pit bull terrier, el staffordshire bull terrier, el american staffodshire terrier, el rottweiler, el dogo argentino, el fila brasileiro, el tosa inu y el akita inu.
Y una vez fuera de estas razas, cualquier can es susceptible de ser un perro potencialmente peligroso si presenta una “fuerte musculatura, aspecto poderoso, robusto, configuración atlética, agilidad, vigor y resistencia”, si tiene un “marcado carácter y gran valor” o un “perímetro torácico comprendido entre 60 y 80 centímetros, altura a la cruz entre 50 y 70 centímetros y peso superior a 20 kg” -pues, no entiendo por qué-. Así como si tiene el “pelo corto”, una “cabeza voluminosa, cuboide, robusta, con cráneo ancho y grande y mejillas musculosas y abombadas”, o “extremidades anteriores paralelas, rectas y robustas y extremidades posteriores muy musculosas, con patas relativamente largas formando un ángulo moderado”.
Tal vez si el vicepresidente que ya cuenta con tres canes- Leona, Rumba y Tirso- adquiriera algún ejemplar de una de las razas consideradas peligrosas -vamos, lo que se dice practicar con el ejemplo- los ciudadanos entenderían su mensaje. Además, con un pit bull, un rottweiler o un dogo argentino su chalet de Galapagar estará protegido las 24 horas. Ya saben, por si se le planta enfrente algún colectivo con ansias de reivindicación, véase, policía, guardia civil o agricultores, por ejemplo. Siempre les podrá azuzar a sus canes a los alborotadores… siempre, claro está, en defensa propia.