Los jueces se están especializando en sancionar a la banca: preferentes, cláusulas suelos, swaps y siga usted contando. En todos los casos, la clave siempre es la misma: la cultura financiera. Sí, usted firmó el contrato pero ¿sabía lo que firmaba? Al final, si el banco engañó al cliente despistado o financieramente inculto, el banco  paga. Ahora bien como los jueces son muy cobardes, siempre le dan la razón al cliente, la tenga o no, porque nadie les va a reñir por arrearle a los odiados banqueros. El problema es que hemos creado un sistema (la banca no puede quebrar) en que la banca somos todos, así que, a lo mejor, con esas victorias judiciales, nos estamos golpeando a nosotros mismos. Además, ocurre el efecto OPV Bankia. La entidad que lidera Goirigolzarri estaba convencida de que tenía razón pero ante tanta derrota judicial prefirió pagar antes que seguir litigando. Insisto, no porque lo creyera justo. Y eso que la OPV es cosa de Rato, no de Goiri. Ahora, una juez condena por cláusula suelo a 40 entidades financieras, nada menos. Y claro, pasa lo que pasa: el asunto puede salirle a los bancos por 5.000 millones de euros. Y como sigamos apretando a la banca sucederá que la banca quebrará... y entonces esos mismos clientes que ahora han cobrado exigirán que les devuelvan su dinero, y entonces el Estado acudirá a pagarles y entones... ese mismo ciudadano que ha cobrado volverá a pagar el saneamiento bancario con el sombrero de contribuyente. ¿A que somos geniales? Hispanidad redaccion@hispanidad.com