Los agresores de dos guardias civiles y sus parejas en un bar de Alsasua están demostrando en el juicio que se sigue contra ellos que son cobardes.
Al parecer nadie golpeó a los guardias civiles y a sus mujeres, a pesar de que uno de ellos ha tardado meses en recuperarse de las lesiones.
Según ellos, sólo les echaron en cara las multas recibidas y eso, naturalmente, produce muchas lesiones. Pero nadie le pegó, nadie les tocó. ¡Qué cosas!
Eso se llama cobardía.