Detrás del serio semblante de Kim Jong Un se esconde un hombre clemente. El dictador de Corea del Norte ha pedido disculpas a su homólogo en el Sur, Moon Jae-in, por la muerte de un funcionario surcoreano en la frontera marítima entre los dos países, un caso que se conoció ayer, informa la BBC. El hombre, después de perder la vida, fue quemado.
Según la misma cadena, el funcionario, de 47 años, estaba intentado pasar a Corea del Norte, cuando se topó con tropas de Pyonyang, que le dispararon hasta matarle y después se deshicieron del cuerpo, quemándolo. Según publica ABC, Como señala la BBC, las tropas norcoreanas tienen orden de disparar a los que pretendan traspasar ese límite entre amos países, una medida brutal para evitar que el movimiento de personas provoque una nueva expansión del coronavirus.
En definitiva, que fue un error... el que cometió el muerto.