¡Dios nos libre de los filántropos! Sobre todo de los grandes filántropos que no son los que practican mucha filantropía sino los multimillonarios que pueden presumir de repartir parte de su fortuna porque siempre les quedará otra parte. Esos son los más peligrosos: porque no quieren dinero -les sobra- sino que les adoren.
Ejemplo Tim Cook (en la imagen), el hombre de Apple quien, en busca de una causa noble donde derramar su fortuna, o al menos sus declaraciones, que son gratis, la ha encontrado en la sodomía. Asegura Cook que las leyes contra los homosexuales (¿Qué leyes?) le recuerdan a las leyes racistas del pasado. Dí que sí, Tim: igual igual.
Es difícil, porque Apple ha conseguido un casi monopolio con sus productos, pero la única forma de no hacer que esos monstruos asuman aún más poder para imponer sus barbaridades es el de no comprar sus productos. Es decir, el consumo inteligente. No compres productos Apple.
Hispanidad