Vivo en un barrio de clase media o medio-baja de Madrid. En el Batán, para que no se hagan preguntas.
Hacía tiempo que no daba un paseo por el barrio. Lo hice el sábado y el panorama fue este: en 500 metros vi a cuatro personas en cuatro contenedores de basura. Un hispano de rasgos indios, un eslavo, un español perfectamente vestido, un hombre cuya nacionalidad no sabría determinar, enorme pero cuyo abrigo demostraba su escaso pecunio.
Antes, otro eslavo recogía un aparato electrónico del suelo. Parecía muy interesado en ponerlo en funcionamiento, pues ya se sabe que la basura electrónica da mucho de sí en manos de expertos. Bueno, algo de sí.
Mariano Rajoy asegura que hemos salido de la crisis pero la gente no hurga en la basura de los demás porque sí. Por de pronto, hay que vencer la repugnancia inicial al hedor.
Hispanidad