Juegos Olímpicos, paz entre los pueblos de la tierra, amigos para siempre. Pero la llama olímpica ha llegado a Brasil escoltada por la policía, que tuvo que utilizar gases lacrimógenos para que tan sagrado símbolo pudiera avanzar. Es como si la pacífica paloma (esa que en una década, ha pasado de símbolo de la paz a rata del aire), hiciera su aparición escoltada por buitres para garantizar su seguridad. Para nosotros que la llama olímpica de Río de Janeiro no es el signo de los tiempos. O que ni el Mundial de fútbol ni las Olimpiadas se debieron otorgar a Brasil. Hispanidad redaccion@hispanidad.com