"Los titiriteros de Carmena a la cárcel por ensalzar a ETA". Así titula un periódico madrileño en su edición del domingo. Bueno, pero yo no quiero que vayan a la cárcel por blasfemar en nombre de Dios y atentar contra las convicciones de los católicos, contra mis convicciones y mis sentimientos (por ese orden). Yo lo que quiero es que no blasfemen más porque ofenden a Cristo. Ya saben los cristianos: somos gente rara: no creemos en Cristo, amamos a Cristo. Por blasfemos y por cristófobos. Si lo prefieren, por ofender la libertad religiosa, que ese sí es derecho fundamental. Me dicen los 'expertos' que acusarles de enaltecimiento del terrorismo y desprotección de la infancia es la mejor manera de castigarles por lo otro, por lo que nadie se atreve a citar, por su oído, a la fe: monjas violadas y asesinadas a golpe de crucifijo. ¿Y qué es eso de 'desprotección' de la infancia? Pues no. Yo no persigo que ingresen en la cárcel a los blasfemadores sino que no blasfemen, ni en público ni en privado. En público puede obligarles a ellos. Además, si es así es que la ley está mal hecha. ¿Enaltecimiento del terrorismo y desprotección de la infancia? La tibieza del PP comienza a resultar insufrible. Da pábulo a que los más insignes cantamañanas, por ejemplo, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se convierta en adalid de la libertad de expresión. Hasta Eulogio Paz, el padre de uno de los asesinados en el 11-M, se ha visto obligado a salir el paso de los tontainas Juan Diego Botto o la mencionada alcaldesa, defensores de los titiriteros, para recordarles que gritar vivas a ETA no forma parte de la libertad de expresión. Blasfemar, tampoco. Y debe ser perseguido por la ley, al igual que la apología del terrorismo. Al final, doña Manuela Carmena ha salido a pedir disculpas. Pero ojo, no a los católicos. A lo más que ha llegado es a reconocer que la temática no era adecuada para los niños. Ni para los mayores oiga. Yo ya soy mayorcito y la blasfemia y el insulto a mis convicciones cristianas me ofende más gravemente que cualquier otra cosa. En cualquier caso, Manuela Carmena (en la imagen) ya sabe mucho de esto: ¿acaso no fue su concejal portavoz, la inefable Rita Maestre, quien profanó una de las capillas de la Universidad Complutense, tetas al aire, al grito de "arderéis como en el 36"? Hispanidad redaccion@hispanidad.com