Todos somos iguales… hasta que te llaman Manu. El problema no es que Macron eche una bronca al adolescente por tomarse unas libertades que no debería haberse tomado. El problema es que Macron no tiene fuerza moral para encauzar a un adolescente que no respeta ninguna autoridad… porque la mentalidad progre de Macron provocó la separación de un matrimonio con hijos de su misma edad. La generación progre del presidente francés ha enseñado a sus hijos a comportarse como les venga en gana, esperando todo disciplina y sin aceptar ninguna autoridad.
Sí, el adolescente se merecía una bronca, pero Macron no era quién para impartir esa bronca.