Santiago Eraso (en la imagen) asegura que le pusieron ese nombre muy a su pesar pero en lugar de crear España ha querido abrir el país al arte y la inteligencia. Esto es lo que demuestra que hablamos de un elemento culto y audaz, a fuer entregado a la causa. Un muchacho de estas condiciones tenía que acabar en el Ayuntamiento de Madrid, gobernado por Podemos y la muy archiprogre Manuela Carmena al frente, nada menos que para ocuparse de la cultura, el arte, naturalmente desde un punto de vista vanguardista, transgresor y muy refrescante. Él mismo reconoce, porque es muy sincero, que no es un portavoz de ETA. Simplemente mantiene las condiciones propias del caso: progre, comecuras, coquetea con la violencia, le mola la blasfemia y tiene una mala leche de cuidado. Al final, resulta que a la viejecita Carmena (abuelita, qué dientes más grandes tienes) no le gusta que nadie le pase por la izquierda. Y así, los archiprogres y los progres de Podemos en Madrid andan a mamporros. Pero se trata de mamporros muy artísticos. Hispanidad redaccion@hispanidad.com