No conocía a la entidad sin ánimo de lucro Puertas Abiertas, pero me gusta su ocupación, asaz pertinente: la defensa, especialmente legal, de los cristianos perseguidos. Resulta que el PP ha tenido una buena idea (sí, también el PP puede tener alguna buena idea -de vez en vez- y ha concedido el premio Oswaldo Payá a Puertas Abiertas. Porque, además, recuerden los dos tipos de cristofobia existentes en el mundo actual:
  1. La violencia física, estilo Estado Islámico: degollaciones, asesinatos, violaciones y demás.
  2. En segundo lugar la persecución, habitual en las democracias occidentales, cada vez más cristófobas, donde el empeño consiste en silenciar a los cristianos o en no permitirles expresar su fe según en qué ambientes, especialmente en los ambientes de poder e influencia.
Pero incluso esta condena al ostracismo está evolucionando hacia algo más cálido, es decir, más puñetero y venenoso. Lo decíamos días atrás: ahora se trata de convertir lo políticamente correcto directamente en delito según el BOE y, de paso (¡Hay tantas prohibiciones en el BOE!) conseguir no ya silenciar o minimizar a los cristianos, sino meterlos en la trena -si fuera posible- y, en cualquier caso, condenarles a la muerte social. Por atentado contra la ideología de género, contra el lobby gay, contra el lobby feminista, contra el planeta tierra o, sencillamente, porque no me caen nada simpáticos. Sí: lo que más necesita un cristiano en este momento es un buen abogado. Hispanidad redaccion@hispanidad.com