Comienza en Nairobi la Cumbre de la OMC. Para ser exactos, la X conferencia de la Organización Mundial de Comercio (OMS). Si algo demuestra que la ecología se ha convertido en una religión -de lo más idolátrica- es que Ecologistas en Acción, los mismos que ligan el cambio climático a la ideología de género, que tiene bemoles la copla. Pues bien, ahora, ante la cumbre de la OMC, que sigue a la Cumbre de París sobre la cosa del calentamiento mundial, Ecologistas en Acción, lo de nuevo dogma, aseguran que las normas del comercio mundial deben anteponer a las personas y al planeta. Ya sólo queda preguntarles en qué orden. En serio y hasta en 'sirio'. La OMC es probablemente la más importante entre las organizaciones multilaterales y la más desconocida para el gran público. Nació para liberalizar el comercio mundial y anular aranceles y contingentes y ahí continúa. Es, por decirlo así, la agencia de la globalización. ¿La globalización es buena o mala? Pues depende. A nosotros nos parece aburrida pero eso es sólo su opinión. Lo que es cierto es que la globalización puede ser cualquier cosa menos parcial: o total o nula. Porque durante el último medio siglo el mundo ha liberalizado la libre transmisión de capitales, ha medio-liberalizado el movimiento de productos y servicios y no ha liberalizado nada, lo que se dice nada, el flujo de personas, sobre todo de los impecunes. En resumen, la globalización será buena si liberaliza todo, no sólo a los capitales y, sobre todo, a las personas. Por otra parte, liberalizar supone competir en igualdad de condiciones. Por tanto, si igualamos impuestos y aranceles -por ejemplo, igualados a cero- también debemos igualar los salarios. De otra forma, si no hay equiparación de salarios los pobres seguirán compitiendo gracias a los salarios de subsistencia. La Cumbre de la OMC debería preocuparse, antes de nada, de un salario mínimo de alcance mundial y de una movilidad de trabajadores asimismo global. ¿Que eso es muy difícil? Pues entones detengan la liberalización de capitales y de productos y volvamos al nacionalismo económico, porque lo que estamos haciendo es meter la zorra en el gallinero en nombre de la liberalización económica. Hispanidad redaccion@hispanidad.com