El 29 de enero se publicaba definitivamente en el BOE que el puesto Director General de Políticas Palanca para el Cumplimiento de la Agenda 2030 existe y se llama así, y que sería ocupado por un todavía desconocido Gabriel Castañares (36 años), propuesto por el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias.
Castañares trabajó de cartero en Correos y después entró como becario en Renfe, donde ha ido escalando hasta convertirse en jefe de Gestión y Eficiencia Energética de la empresa, cargo que ocupaba antes de ser llamado a filas por el nuevo Gobierno.
El recién nombrado director general de Políticas Palanca ocupa ahora el segundo puesto más alto después de la Secretaría de Estado para la Agenda 2030, habitado por la otrora portavoz del Congreso de los Diputados de Unidas Podemos Ione Belarra. Con este nombramiento aspira a un sueldo público de entre 70.000 y 90.000 euros anuales de salario base, a los que se podrían añadir variables y complementos.
Se da la circunstancia de que, además de crearse una nueva Secretaría de Estado para la Agenda 2030, además ha nacido una Dirección General que sirve de palanca habilitadora y cuya misión es que la Secretaría de Estado pueda hacer su trabajo. Dos puestos y dos sueldos para un objetivo. Es decir, su labor no es hacer políticas para implementar la Agenda 2030, sino hacer políticas para que se hagan políticas que implementen la Agenda 2030. Me recuerda un poco a aquello de: "La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte". ¿Les suena de algo?