Que la pederastica clerical es especialmente grave, sí. Que la pederastia clerical ha sido exagerada hasta límites insospechados, también.
Juicio civil contra el cardenal australiano George Pell, esta vez no por no haber hecho todo lo posible por evitar la pederástica de clérigos a sus órdenes sino, mucho más grave, por haber tenido concúbito con menores, él en persona.
Ahora bien, el proceso, como tantos otros empieza a resultar rarote. En un primer juicio se le declaró inocente y una de las presuntas víctimas se retractó de sus acusaciones. Voces autorizadas en la Iglesia hablan de injusticia y de que, en pocas palabas, creen que el cardenal Pell es inocente.
Por cierto, era un hombre polémico porque pretendía poner orden en la finanzas vaticanas. Y siempre que alguien lo ha intentado, ha salido escaldado.
Y ojo, el Papa Francisco no puede defenderle, por cuanto la Iglesia se ha atado las manos al trasferir a los tribunales civiles todo el protagonismo.
¿Y si Pell fuera inocente?