¿Alguien es capaz de seguir la información sobre casos de corrupción? Yo no y me dedico a ello, pues soy periodista. En primer lugar, porque la información disponible no suele responder a la pregunta primera: ¿De qué se acusa al acusado? Segundo, porque se mezclan las churras con las merinas. Una detención por razón grave no se distingue de una fruslería o de una acusación pecuniariamente grave pero no lucrativa. Por ejemplo, se confunde el robo con la negligencia y, en ocasiones, la negligencia con la diferencia ideológica. Tercero, porque aún más grave que la corrupción es la prevaricación, pero ésta es mucho más difícil de perseguir que aquella. Y presiento que tenemos más políticos prevaricadores que corruptos. Por lo general, prevarican por cobardía: para no enfrentarse a lo políticamente correcto (por ejemplo, en materia de aborto) y por el miedo a quedarse sólo, verdadera paranoia de la clase política. Y nos falta mucha ecuanimidad a la hora de juzgar los casos de corrupción. Hispanidad redaccion@hispanidad.com