Los votantes a lo mejor lo harían pero los cargos socialistas, que son los que votan en una investidura y en muchas otras ocasiones, y no cada cuatro años, no le harán ni caso al PP. El PSOE se ha convertido en una maquinaria de poder y cada diputado, cada senador, cada concejal, sabe que no obedecer las ordenes de arriba puede resultar fatal. Por eso Susana Díaz, Guillermo Fernández Vara, Javier Lambán y hasta Emiliano García-Page -tan independiente él-, callan ante la convocatoria de una consulta en Cataluña… que no es referéndum, naturalmente.
El salario es el salario y el cargo es el cargo. Y si mañana Sánchez les exigiera aprobar la dictadura del proletariado… pues lo harían y en paz. Tras una profunda reflexión claro está.
Queda claro: el cáncer de España no es Podemos, ni los independentistas, ni la derecha: el cáncer es el PSOE.