Ahora bien, dicho esto, Repsol se ha equivocado al recusar al Presidente y Marín Quemada (en la imagen) ha hecho bien imponiendo una multas duras a las grandes petroleras por no bajar los precios lo suficiente.
Quemada ha dado un golpe de autoridad y la recusación ha quedado en nada. No deberían las grandes empresas recusar a los organismos reguladores. Y tampoco deberían aprovecharse de los enfrentamientos internos en el Gobierno Rajoy, a cuenta de la CNMC.
Por cierto, menudo papelón el del CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, recusando a la consejera de la CNMC, y ex vicelehendakari del Gobierno vasco -gobierno que él presidió- doña Idoia Zenarruzabeitia.
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