Al final vamos hacia un referéndum por Internet. Es lo bueno de la red de redes, de la infovía general: el derecho llega hasta la frontera del Estado (sea o no estado de derecho). Así que Puigdemont, un tipo espabilado, quiere hacer justamente eso: un sufragio por Internet. El problema del referéndum por Internet es el mismo que el del bitcoin: nadie responde por él. La referencia de una moneda es la soberanía del país que la emite, pero nadie emite el bitcoin, el hombre ha delegado en la máquina su desarrollo. Lo que no resulta más justo, sólo más ciego. Puigdemont pretende un referéndum por Internet, lo cual resulta muy tecnológico. Ahora bien, no hay referencias. Por tanto, tiene la validez que cada cual quiera otorgarle y recuerda, en este tiempo de escándalos financieros, el famoso y cínico aforismo: "La contabilidad es una ciencia exacta porque dice exactamente lo que uno quiere que diga". ¿Quién ganará el referéndum catalán por Internet? Todos y nadie. Hispanidad redaccion@hispanidad.com