El menú escolar del Gobierno Johnson para los niños de Reino Unido protagoniza una nueva polémica en el gabinete del primer ministro. Resulta que a muchos ciudadanos les ha resultado insuficiente para los más pequeños el contenido de dicho menú: una bolsa de pan de molde, un paquete de lonchas de queso, dos patatas, dos zanahorias, dos plátanos, tres manzanas, una lata de judías pintas, un paquete de macarrones, un tomate. dos barritas energéticas y tres sobrecitos de yogur líquido. Todo ello para cinco días.
A pesar de que la cocina británica no se caracteriza como la más apetitosa del mundo -ya lo dijo Oscar Wilde cuando afirmó que el infierno es un sitio donde el cocinero es inglés- el asunto ha llegado a la cámara de los Comunes del Reino Unido. Hasta el punto de que el propio Primer Ministro, Boris Johnson ha afirmado que “Esas imágenes son escandalosas, vergonzosas y todo un insulto para las familias que han recibido esos paquetes”. Respondía al líder de la oposición laborista, Keir Starmer, quien le hacía la pregunta más obvia para muchos ciudadanos: “¿Estaría usted feliz alimentando de ese modo a sus hijos?”. Es probable que el premier británico opine que el tal menú resultaría más gratificante de estar acompañado por alguna bebida alcohólica, al menos una cervecita.