Yo diría que todavía hay algo peor que un nacional-socialista: un teólogo prusiano. La Conferencia Episcopal alemana -no todos, todavía hay cristianos entre los prelados germanos- acaba de dictaminar que la ideología de género no atenta con la doctrina católica. Por supuesto que no: es lo opuesto, la antítesis y el virus que pretende destruir la doctrina cristiana, pero atentar, lo que se dice atentar… sí atenta. Y digo yo: ¿qué pasaría si prohibiéramos a los prusianos ser obispos? ¡Anda, si no pasaría nada! De hecho, pasaría mucho, mucho bueno. Porque los prelados teutones se dividen en dos grupos: los que creen en Dios y los que no creen. Hasta ahora se había mantenido un cierto equilibrio, pero el problema ha venido cundo los primeros ostentan la mayoría y detentan el discurso oficial. Muy respetable claro, sólo que de cristiano tiene cada vez menos. La ideología de género constituye, a día de hoy, el peor enemigo del Cristianismo, amén de la mayor estupidez entre lasmuchas renacidas en este siglo XXI. Hispanidad redaccion@hispanidad.com