Atacó en iglesias y era marroquí. Un sacristán muerto y un sacerdote y otros tres católicos heridos en distintas iglesias de Algeciras, en La Palma y en San Isidro. Con la estupidez propia de una España dominada por la corrección política, los medios de comunicación, o sea, nosotros, informamos de que se investiga si se trata de un atentado terrorista. ¿Qué más me da que sea terrorista si es atentado? ¿No es una reiteración? Y sobre todo, ¿por qué se oculta a toda costa, o se reclama prudencia, cuando todo el mundo sabe que es la cristofobia y la cristianofobia lo que impulsa a un musulmán a entrar en iglesias para apuñalar a cristianos?
Un desconocido -no tan desconocido, pues ya estaba vigilado- no, un marroquí, es el que se se ha dedicado a apuñalar a curas y sacristanes -seguro que confundió al sacristán con un cura- en iglesias de Algeciras, ocasionando la muerte de uno de ellos (en concreto, del sacristán).
Por cierto, el atentado marroquí ha tenido lugar en Algeciras, población que sufre dos males que suelen ir unidos: el islamismo y el narcotráfico
A ver: aquí hay un musulmán, o proveniente del mundo musulmán, acogido en España, como otros 700.000 marroquíes, que odian a Cristo -cristofobia- y odian a los cruzados españoles -cristianofobia- que se dedican a apuñalar a católicos. Sánchez habla de “fallecido” -¡para vomitar!-, mientras Moreno Bonilla solicita prudencia, no vaya a ser que se desate una ola de racismo antimusulmán. Como si al español de hoy le diera por la violencia.
Nadie dice que haya que expulsar de España a la comunidad marroquí pero sí recordarles que están obligados a respetar al país que les ha acogido, su cultura, su identidad y a todos los españoles, aunque sean curas o mujeres. Recordárselo a la fuerza, si fuera necesario. Y el que no respete a España... largo de España.
¿El islam es una religión intolerante? Sí, lo es. Recuerden que, para el musulmán, llamar padre a Dios es una blasfemia
Porque no resulta exagerado afirmar que España tiene una quinta columna -nada menos que 700.000 marroquíes- que odian al país que les acoge y que odian a Cristo, a España y a los cruzados españoles. ¿Todos? No, todos no. Algunos menos de los 700.000. Algo que, por cierto, no ocurre con otras comunidades extranjeras que viven en nuestro país, como los hispanos o los rumanos, mismamente.
Mientras tanto, el segundo representante de los españoles, el precitado Pedro Sánchez se pliega de forma bastante servil y descaradamente cobarde, al sátrapa marroquí, el tal Mohamed VI. Por cierto, el atentado marroquí ha tenido lugar en Algeciras, población que sufre dos males que suelen ir unidos: el islamismo y el narcotráfico. Y esto no es racismo: sólo es la verdad.
Por cierto, ¿el islam es una religión intolerante? Sí, lo es y no va a dejar de serlo porque lo ocultemos pudorosamente. Recuerden que, para el musulmán, llamar padre a Dios es una blasfemia.